La vela y la sierra

Montaña Karen Antorveza

Me pregunto cada mañana por mi voz, me respondo con avena o nueces. Y cuando me pregunto por mi ritmo a veces me respondo con Tryo y otras veces con Drexler, y ese es mi ritmo, y ya no te preguntes más. Es como todo el eclecticismo y el inetiquetamiento que me sostiene.
La calma duró sólo lo que el viaje, ahora otra vez el ritmo de la ciudad que sólo atenúo con un té, y ojalá me quede un poquito de chocolate. Con leche. Una cuestión maldita hace que sea más fácil desvalorizarse que valorarse. Es la misma cuestión que produce que el chocolate haga mal, que el chispero no quiera funcionar y yo precise encender esta vela. Una vez vi una vela cuya luz se elevaba al pronunciar su nombre. Una vez una vela me habló de mi misión en esta vida, y de mi equilibrio entre tres partes. No, esas fueron las tres velas. Entenderse con la llama de una vela es como hablar con el humo, como sentir lo que guardan las montañas. Es un estado de misticismo insoportable pero que allí está, sucediendo, y sería inútil analizar porqué sucede pero ahí te ves, detenida comprendiendo todo o muchas cosas, y admirándote por al fin dejar caer las barreras y con ellas varias fichas. Mañana encontraremos los porqués. Hoy solamente pensemos que no debemos  explicárselo a nadie  y que seguramente no podamos conciliar el sueño, a menos que bebamos el té indicado. Voy a hacer lo mejor posible pero no sé nada de tés indicados, sólo el verde a la mañana y el de romero cuando las ideas no apremian y hay que hacer sí o sí una clasificación. Y la marcela que sacamos de la sierra me daba la sensación de abrir la ventana y encontrar el monte, y en verdad después sólo había cemento y ritmo de ciudad no quiero salir no quiero producir ni moverme no quiero. ¿Cómo volvés al no quiero una vez que te acostumbrás a vivir el quiero? Imposible. Lo voy a escribir mil veces.

– Este post forma parte de una serie en la que genero letras a partir de las imágenes de la ilustradora Karen Antorveza, si aún no lo hicieron, conozcan su trabajo he dicho.

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